El consumo prolongado de alcohol, a través de etanol y sus derivados como el acetaldehído, puede causar que las células hepáticas se hinchen repetidamente, mueran y se regeneren, lo que lleva a enfermedades hepáticas alcohólicas, incluyendo la esteatosis hepática alcohólica, hepatitis alcohólica, fibrosis hepática y cirrosis hepática. En los países de Europa y América, las enfermedades hepáticas alcohólicas son una de las principales causas de muerte en personas de mediana edad y jóvenes. En las grandes ciudades de China, la tasa de incidencia de enfermedades hepáticas alcohólicas ha aumentado rápidamente en los últimos años. Sus manifestaciones clínicas son diversas, y en las primeras etapas, generalmente se manifiestan como esteatosis hepática, que puede desarrollarse posteriormente en hepatitis alcohólica, fibrosis hepática alcohólica y cirrosis hepática alcohólica. El abuso severo de alcohol puede desencadenar la necrosis de las células hepáticas en gran escala e incluso la insuficiencia hepática.