La degeneración subaguda de la medula espinal suele comenzar de manera oculta a partir de la mediana edad, sin diferencias significativas entre hombres y mujeres. La enfermedad generalmente sigue un curso subagudo o crónico, progresando gradualmente. Antes de la aparición de los síntomas neurológicos, la mayoría de los pacientes presentan síntomas de anemia. Algunos pacientes con falta de ácido gástrico pueden presentar anemia leve o grave, síntomas como cansancio, debilidad, taquicardia, mareos, diarrea, leucostomatitis leve y edema. Cuando se acompaña de enfermedades gastrointestinales, los pacientes pueden tener disminución del apetito, estreñimiento o diarrea, labios pálidos, etc.
Los síntomas neurológicos suelen manifestarse como una sensación anormal simétrica en los dedos de las manos y los pies, como dolor punzante, entumecimiento y sensación de quemazón, que es persistente y más grave en las extremidades inferiores. La sensación anormal puede extenderse hacia el tronco, y en la exploración física objetiva, la sensación en las extremidades terminales es generalmente normal, aunque algunos pacientes pueden tener una disminución de la sensación en el tipo de guantes y medias. La lesión de la cápsula posterior de la médula espinal conlleva a la aparición gradual de movimientos torpes, dificultad para caminar, sensación de caminar sobre algodón, dificultad para cerrar los ojos o caminar en la oscuridad. Los trastornos de la motilidad suelen aparecer después de los trastornos sensoriales, y las extremidades inferiores pueden presentar una parálisis espástica incompleta, y en la exploración física se pueden observar debilidad en las extremidades inferiores, aumento de la tonalidad muscular, hiperreflexia y signos patológicos positivos.
Aproximadamente5El 35% de los pacientes presentan atrofia del nervio óptico y puntos ciegos centrales bilaterales, disminución del campo visual, disminución de la visión o ceguera. Algunos pacientes pueden presentar síntomas psicológicos como apatía, somnolencia, irritabilidad, sospecha, depresión y inestabilidad emocional. En casos graves, pueden aparecer alucinaciones, delirio, delirios, alucinaciones, tendencias paranoicas, disminución de la función cognitiva, disminución de la memoria y hasta el desarrollo de demencia.